jueves, 18 de noviembre de 2010

Federico García Lorca-Huertos de las iglesias ruinosas.

A la salida de las sacristías húmedas, donde hay altares derrumbados, cómodas negras y espejos borrosos, están los huertos humildes y desaliñados. Casi siempre son cementerios antiguos cubiertos de hierba, en los cuales algún alma de cura plantó rosales y enredaderas. Son húmedos a pesar de tener sol. En los rincones viven reptiles. Por un ventanal roto de la iglesia llega el vaho religioso del incienso. Nadie los cuida, y si los cuidara, la maldición antigua los llenaría de ortigas, de cicuta, de hongos y de otras plantas venenosas...Todos ellos son grandes, con las paredes oscuras por las que tepan rosales de té, madreselvas y enredaderas de yedra...Tienen bancos de capiteles medio enterrados y sombrajes de arcos cubiertos de espigas y amapolas.

Una fuente rota medio enterrada en las yerbas canta alguna vez, cuando hay exceso de agua en la ciudad. Están llenos de higueras, de manzanilla, de hinojos, de dompedros. En algunos hay lápidas funerarias con nombres borrados, arrinconadas en algún sitio maloliente; en otros hay palomas de toca que cuidan los hijos del sacristán, y perros encadenados que quieren morder; en los más hay charcos de humedad y tapiales con guirnaldas de bocas de león.

En los laureles hay hilos de plata casi invisibles, chorrones de agua incrustada...y en las esquinas que nadie pisó hay rosales blancos a medio sacar. En estos lugares de abatimiento suele haber, entre las tramas verdes de enredaderas, portadas antiguas, hoy tapiadas,que tienen hornacinas deshechas santos carcomidos que llevan sudarios de musgo, penachos de yerbas y que bendicen rígidamente con una mano crispada.

Algunos de estos huertos perdieron su carácter grave al cubrir sus paredes con enredaderas...;pero en otros, que están completamente desnudos..., se ven dibujadas en als apredes las arquerías de los nichos y alguna cruz de hierro, enmohecida por los años,que se retrepa lánguidamente en las yerbas de los suelos.

Otros, de las iglesias de los arrabales, se abren a los campos vibrantes de color...En muchos, las yedras y los rosales se asoman ansiosos por las tapias y cae después dulcemente...Entre las piedras se abrazan los beleños, las rudas, las adormideras, los lirios, las espigas del diablo...

Algunas veces la tierra eleva su desnudez de flores para sostener una piedra con dibujos raros, quizá algún trozo de friso desaparecido, que se derrite plácidamente al sol...y así todos...Raros serán los que tengan rosas frescas y lozanas, y fuentes limpias con peces de colores...

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