He aquí un libro de buena fe, lector. En él advertirás desde el principio que no me he propuesto, al hacerlo, fin alguno, no siendo doméstico y privado.No he tenido en la menor consideración tu servicio ni mi gloria, porque mis fuerzas no son capaces de ello. Lo he dedicado al uso particular de mis parientes y amigos para que, cuando me pierdan (lo que sucederá muy pronto), puedan volver a hallar en él algunos rasgos de mi condición y humor, y por este medio les quepa nutrir y tornar más entero y más vivo el conocimiento que tuvieron de mí. Si yo hubiese pretendido buscar el favor del mundo, me hubiera engalanado con prestadas hermosuras; pero no quiero sino que se me vea en mi manera sencilla, natural y ordinaria, sin estudio ni artificio, porque sólo me pinto a mí mismo. Aquí se leeran a lo vivo mis defectos e imperfecciones y mi modo de ser, todo ello descrito con tanta sinceridad como el decoro público me lo ha permitido. Y si yo hubiese estado en esas naciones de las que se dice que viven aún bajo la dulce libertad de las primitivas leyes de la naturaleza, aseguro que de buen grado me hubiese pintado, por entero y totalmente, al desnudo. Así, yo mismo soy el tema de mi libro, y no hay razón, lector, para que emplees tus ocios en materia tan frívola y vana. Adiós, pues.
En Montaigne, primero de marzo de 1580.
No hay comentarios:
Publicar un comentario