Mi experiencia en la enseñanza de la Lengua y Literatura Españolas, me ha permitido comprobar, que el medio más eficaz para poner estos conocimientos al alcance de las mentes juveniles es despertar por ellos el interés y convertir su estudio en algo vivo, partiendo siempre de la observación directa del lenguaje hablado o escrito. No es el estudio árido de reglas abstractas el que llevará al educando a expresarse con claridad y corrección, principal fin de sus estudios, sino la práctica constante de la lectura de los buenos autores. Ya lo dijo el ilustre filólogo don Raimundo Sánchez: "Se aprende a hablar oyendo a los que hablan bien y se llega a saber escribir, escribiendo y leyendo lo que escriben, los que lo hacen bien".
Nace este libro, con el vehemente deseo de ser útil; de interesar al alumno por las buenas lecturas y por los estudios del idioma para llegar al aprendizaje más necesario: el conocimiento de la lengua patria.
...Se han proscrito las lecturas sentimentales porque encuentro preferible fomentar en nuestra juventud estudiosa virtudes positivas: optimismo, tenacidad en la acción, fe en la vida, confianza en sí mismo, que cultivar la melancolía y la amargura que se dicen peculiares de nuestra raza, pero que dañan al carácter y merman la voluntad. Se ha atendido, además, a que de toda lectura se desprenda algún conocimiento relacionado con las diversas asignaturas que son objeto de estudio, así como principios que contribuyan a la educación moral, social y artística, al cultivar en los educandos los sentimientos más nobles, el anhelo de la belleza y bodad que de las selecciones presentadas puedan derivarse.
...La memoria, de la que tanto malo se oye decir, debe, en mi opinión, cultivarse adecuadamente. El libro contiene trozos que propuestos al alumno para memorizar, además de proporcionarle un delicado goce espiritual, le fomentarán el agrado de usar una facultad tan desdeñada, por lo común, en nuestros días.
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