Conviene inspeccionar personalmente todos los pormenores; ser al mismo tiempo piloto y capitán propietario. Y asegurador, comprador y vendedor, llevar las cuentas, leer todas las cartas que se reciban y escribir y revisar cada una de las que se envían. vigilar, noche y día, la descarga de las mercancías, encontrarse casi simultáneamente en diversos puntos de la costa, ser su propìo telégrafo, avizorando sin cesar el horizonte y manteniendo contacto con todos los barcos que se dirijan a la costa; disponer los medios de rápido transporte, para el aprovisionamiento de un mercado tan vasto y lejano; estar siempre al tanto de la situación de la plaza y de las perspectivas generales de paz o de guerra, prever las tendencias del mercado y del curso del progreso -aprovechando los resultados de todas las expediciones exploradoras, las nuevas rutas y todos los adelantos de la navegación; estudiar los mapas, averiguar la posición de los arrecifes y de los nuevos faros o boyas, y rectificar siempre la tabla de logaritmos, pues por un error de cálculo la nave puede estrellarse contra la roca que debía ofrecerle protección; seguir la marcha de los acontecimientos universales paso a paso, estudiando la vida de los grandes descubridores, de los aventureros y mercaderes famosos; y, finalmente, hacer balance de existencias de cuando en cuando, para tener noción exacta de la situación. El trabajo es inmenso como para acaparar toda la actividad de un hombre, y exige una ilustración enciclopédica.
Pensé que el lago Walden sería un buen lugar de negocios, no sólo por el ferrocarril y el comercio de hielo, sino por ofrecer otras ventajas que no sería prudente divulgar. Me pareció una excelente base. No hay pantanos del Neva por rellenar, aunque en todas partes se tenga que construir sobre pilote, acarreados por uno mismo. Se ha dicho que una marea con viento del Oeste, y hielo en el Neva podría borrar a San Petesburgo de la faz de la tierra.
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