domingo, 5 de diciembre de 2010

Napoleón Bonaparte-El hombre elegido por el destino.

Cuando una debilidad y vacilaciones incesantes se ponen de manifiesto en los consejos supremos; cuando, cediendo a las influencias de los partidos contrarios, cambiando de parecer de un día para otro, y marchando con paso incierto, un gobierno demuestra la completa medida de su impotencia; cuando, incluso, los ciudadanos más moderados se ven forzados a admitir que el Estado no tiene ya gobierno alguno; cuando, en resumen, la administración añade a su inutilidad interna la más grave culpa que puede cargar ante los ojos de una nación orgullosa -me refiero a su humillación en el extranjero- entonces una vaga inquietud se extiende por todo el cuerpo social, el instinto de la autoconservación se despierta, y la nación lanza una mirada sobre sí misma, en busca del hombre que pueda salvarla.

Una gran nación aloja siempre en su seno a este ángel guardián; sin embargo, a veces, tarda en aparecer. En efecto, no basta para él con sólo existir: debe también darse a conocer. Debe conocerse a sí mismo. Hasta entonces, todas las empresas serán en vano, todos los esquemas se derrumbarán. La inercia de las masas protege al gobierno nominal y, a pesar de su ineptitud y debilidad, los esfuerzos de sus enemigos fracasan. Pero dejemos que el salvador esperado con impaciencia manifieste una señal repentina de su existencia, y el institno de la gente lo intuirá y lo llamará. Los obstáculos se aminoran a su paso y toda una gran nación, en precipitada  marcha para verlo pasar, parecerá decir: "¡He aquí al hombre!".

...Una serie consecutiva de grandes acciones jamás es consencuencia del hado o de la suerte, siempre es resultado de la planificación y el genio. Los grandes hombres rara vez se sabe que hayan fracasado  en sus más peligrosas empresas...¿Es porque son afortunados, acaso, por lo que se vuelven grandes? No, pero siendo grandes, han sido capaces de dominar la suerte.

1 comentario:

  1. ///Cierto, convengo en ello, planificación...evitemos lo cíclico, subamos en espiral///

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