lunes, 6 de diciembre de 2010

Jackson Spielvogel-Sobre Caspar David Friedrich.

Las primeras experiencias de vida de Caspar David Friedrich le dejaron una preocupación de por vida sobre Dios y la naturaleza. Friedrich pintó muchos paisajes, pero con un interés que trascendía la mera preocupación de los detalles naturales. Sus escenas de montañas sumidas en la niebla, sus nudosos y torcidos árboles bañados por la luz de la luna y sus vacías y desnudas ruinas de monasterios, rodeados de árboles blanquecinos, transmitían una sensación de misterio y misticismo. Para Friedrich, la naturaleza era una manifestación de la vida divina. Como en su Hombre y Mujer que miran la luna, le gustaba pintar una o dos figuras humanas, de espaldas al escpectador, contemplando la grandeza del paisaje natural.

No sólo se emequeñecían sus figuras humanas por la abrumdadora presencia de la naturaleza, sino que expresaban el anhelo humano de lo infinito, el deseo de perderse en el universo. Para Friedrich, el proceso artístico dependía del uso de una imaginación irrefrenable que sólo podía lograrse por medio de la visión interior; aconsejaba a los artistas: "cierren los ojos físicos y miren primero su cuadro con una mirada espiritual; luego traigan a la luz del día lo que hayan visto en la oscuridad". 

Jackson Spielvogel. Civilizaciones de Occidente. Volumen B. Thomson. 2004. p.606.

No hay comentarios:

Publicar un comentario